Akil es un niño de 14 años detenido por el ejército israelí. Se encuentra en un cuarto de interrogatorios. Oye voces y lamentos de otros muchachos y de hombres adultos. Lleva los ojos vendados y lo han sentado en un rincón. Piensa: “mis padres no saben donde estoy. Tengo derecho, según me ha contado mi primo Mahmoud, a una llamada de teléfono, pero todavía no me han dado esa posibilidad. Ya no sé cuantas horas llevo aquí. Me harán lo que le hicieron a mi primo que estuvo un mes en la cárcel por tirar piedras a los colonos. Espero que no me pase lo que a él que se orinaba y tenía pesadillas. Me contó que después de salir oía sin parar, sin poder pensar en otra cosa, los gritos y los empujones de la policía.
El corazón me late sin freno, me siento inseguro, sin derechos y con miedo. ¿Y si no me dejan llamar a casa?, yo si he tirado piedras a la policía y hay odio en mi corazón. Han entrado varias veces en casa y nos han destrozado lo poco que teníamos, buscando armas y terroristas, esa es su excusa”.
Sus pensamientos se paran en seco pues alguien lo agarra por el brazo, lo levanta y lo empuja hasta otra zona del lugar en el que se encuentra…
En el territorio que ocupa el actual estado de Israel y el pueblo palestino nos encontramos con que los individuos están divididos en dos, los ciudadanos de un estado con derechos reconocidos y otros a los que se les niega el pan y la sal. Unos fueron lo suficientemente fuertes por diversas estrategias de agrupación, asentamientos en tierras e iniciativas para fundar un estado judío independiente en Palestina, sin contar con el resto de la población que ocupaba ese territorio. Después de la Primera Guerra Mundial pasó de manos turcas a las inglesas en 1916. Las potencias occidentales dividieron el territorio del Imperio Otomano, estableciendo fronteras y el mandato británico de Palestina duró hasta 1948. La Organización de Naciones Unidas decide crear dos estados, uno judío y otro árabe. En mayo de ese año se van los británicos y los judíos proclaman la independencia del Estado de Israel. Dos días después los árabes declaran la guerra porque no aceptan tal reparto. Después de muchas guerras que han hecho crecer el territorio israelí, saltándose lo que se llama la frontera verde, frontera de 1948, los territorios palestinos se circunscriben a la Franja de Gaza y Cisjordania, con una administración autónoma reconocida internacionalmente. Esto es lo que se establece en los Acuerdos de Oslo en 1994.
En 2004, alegando motivos de seguridad, Israel construye alrededor de Cisjordania un muro-valla que Amnistía
Internacional denuncia, puesto que sus 700 Km. de largo se internan en un territorio de 130 Km. de largo, constituyendo una intrincada red que se interna en el territorio cisjordano y que protege los asentamientos ilegales de los colonos judíos en las tierras de los palestinos, traspasando la frontera legal. Fragmenta el territorio palestino, aísla comunidades y pueblos, separa a los campesinos de sus tierras, centros educativos y de salud. A. I. condena los ataques de los grupos armados palestinos contra Israel, pero considera que la construcción de esa valla viola el derecho internacional y los derechos humanos. Pide que tal construcción se realice, si así de desea, dentro del propio territorio siguiendo la Línea Verde, frontera reconocida, y no dentro de los Territorios Ocupados de Cisjordania.
En esta misma línea se pronuncia La Asamblea de la ONU que condena por mayoría la construcción. También se denuncia ante el Tribunal Internacional de La Haya. Israel que encuentra oposición dentro de su propio territorio en organizaciones pacifistas, decide seguir adelante, puesto que considera que “la cerca” salva vidas. Ante las condenas internacionales, alegan las autoridades israelíes que la ONU le es hostil. Prefieren que sea el Consejo de Seguridad el que dictamine sobre el asunto, pues en este órgano Washington tiene derecho de veto que ha ejercido a favor de Israel.
El bloqueo de La Franja de Gaza comenzó en 2007, cuando Hamas ganó las elecciones con el 65% de los escaños. Israel considera que esta organización es terrorista y propicia los ataques con misiles sobre el territorio de Israel. Se suspende la ayuda internacional y al considerarse territorio hostil, se le bloquea la electricidad, el combustible, las mercancías y el agua. Nuevamente desde la ONU, la alta comisionada de Naciones Unidas, Navi Pillay, dice que el bloqueo va contra los Derechos Humanos de los palestinos, especialmente de la población civil, de la que más de la mitad son niños. El bloqueo por tierra, mar y aire, impide en normal desarrollo de la vida y el crecimiento de una comunidad castigada física y psicológicamente.
Para acabar con este bloqueo ilegal, considerado una cárcel, se han organizado expediciones que llevan ayuda humanitaria, las flotillas de la libertad. En 2010 la Marina de Israel ataca esta flotilla y hay 9 activistas muertos, la mayoría de nacionalidad turca. En 2011, es decir, está ocurriendo ahora, la flotilla ha sido retenida en puertos griegos desde junio. Solamente ha podido salir un barco francés, el Dignite que fue interceptado por los israelíes camino de las aguas de Gaza, que Israel considera suyas, o actúa como si lo fueran. Se ha perdido la comunicación con ellos, es la censura militar, también llamada piratería israelí. Además, se ha censurado a la prensa, los periodistas extranjeros que participen en esta expedición, no podrán trabajar en Israel durante 10 años.
¿Qué papel juega Europa en este bloqueo?
Agustín Velloso en su artículo El PSOE y el problema palestino: distracción y contención, lo expone magníficamente. Se encuentra en el mismo bloque que Israel y EEUU, son cómplices, sus ciudadanos están mayoritariamente dormidos. El bloqueo en Grecia de la segunda Flotilla de apoyo humanitario al pueblo de Gaza, fue planificado por los tres socios. No importa que se violen leyes internacionales y europeas como la de libre circulación, tampoco importa que se continúe con un bloqueo ilegal e inhumano que está llevando a millones de personas a descender al grado de no humanos, al carecer de los más mínimos derechos.
Richard Falk habla de sabotaje de Israel a los barcos a los que se les cortaron los árboles de transmisión de las hélices, es un acto de guerra contra la sociedad civil global, con la connivencia de Occidente y su participación. Los países que apoyan al que viola impunemente las leyes internacionales, son igualmente responsables.
Nos preguntamos ¿dónde queda la máxima ilustrada que nos obliga moralmente a ejercitar la libertad sin pisotear la de los demás? Kant le recuerda a esa Europa que se pierde, que la búsqueda de la paz es una obligación y el objetivo de la historia. ¿Dónde está nuestra conciencia ciudadana y ese orgullo de ser seres humanos con dignidad que se reflejan en otros seres humanos igualmente dignos, al margen de las fronteras?, ¿no es posible salir de este estado de naturaleza, estado de guerra hobbesiano, que convierte a unos en amos y a otros en esclavos?
Kant considera que un imperativo de la humanidad es trascender el ámbito de lo local y convertir el espacio mundial en un espacio jurídico-político, ese es el orden cosmopolita. Creo que formalmente ese espacio existe para salir de ese estado de naturaleza global. Si Europa se olvida del derecho internacional y de los Derechos Humanos y se suma a acciones ilegítimas e ilegales que desacreditan el argumento de la legítima defensa, ha perdido el norte y la voz moral que puede garantizar negociaciones justas entre los palestinos y los vecinos israelíes.
Luciérnaga del Roque 